«¿Pero no se habían acabado las fiestas?». Era la pregunta que se hacía la gente que pasaba por la carretera. Y no, no eran las fiestas; se acabaron hace quince días. Pero la caldereta que Javi de Frutos ofrece al pueblo casi puede considerarse como final de fiesta.

Con la colaboración de muchos voluntarios y la ayuda inestimable de Segun pudimos celebrar por cuarto año consecutivo la caldereta. Desde primera hora de la mañana los más madrugadores se pusieron a pelar, picar y condimentar los 100 kilos de carne y 80 de patatas para dar de comer a unos 300 hambrientos guiletos; ¿se nos habría colado alguien de fuera? Éramos tantos que así lo parecía. El Ayuntamiento y la Asociación cultural también arrimaron el hombro; y vaya si lo hicieron porque no faltó detalle ni abundancia de comida y bebida.

Desde las dos del mediodía empezaron a ocupar las sombras de la plaza; pero a medida que la tarde empezó a avanzar el sol tomó posiciones y casi todos acabamos buscando una sombrita. ¡Qué bien nos lo pasamos compartiendo anécdotas y poniéndonos al día en los temas de familia y del pueblo!

Un fuerte aplauso a Segun y el agradecimiento sincero a Javi y su familia pusieron el toque emotivo a una generosa y opípara comida. ¡Había que ver los platazos de carne que corrían! Seguro que nadie se levantó con hambre, con una insolación tal vez, pero hambre seguro que no.

Javi y familia, muchas gracias por este estupendo día un año más.